Hoy quiero contaros la historia de un amigo mío. Nació hace 3 años, era un precioso cachorrín, todo arrugadito, de raza Shar-Pei .Pagaron mucho por él, normalmente la gente paga mucho por un cachorrillo cuando se trata de una raza de moda.
Del nombre de su dueño no quiero ni acordarme, las chicas me lo han dicho y lo han maldito muchas veces, pero seré discreto y no lo diremos. Durante 8 meses paseó al divino cachorro por su barrio lo lució ante sus amigos, su triste y vacía vida ahora era plena, el tenía un cachorro arrugado y le había costado una pasta y todo el mundo lo felicitaba, que importante era!
Con el paso de los meses, el cachorro empezó a dejar de ser cachorro, ya no llamaba tanto la atención y él dejo de sentirse importante, ya no llamaba tanto la atención, ¡vaya aburrimiento!.
Así que este caballero de cuyo nombre no quiero acordarme , decidió hacer la buena obra de regalar al cachorro a una persona que no le importaba que fuera ya medio adulto, se desentendió del perrillo y el cachorrito arrugado paso a vivir en otra familia.
De estos dos años apenas se nada y él y el perrillo arrugado llamado Sharp nunca me quiere contar nada de esa época de su vida.
Puedo asegurar por lo que ví, cuando pasados esos dos años llegó a nuestra vida en la protectora, que jamás lo quisieron, que no lo cuidaron, que nunca tuvo una triste manta donde tumbarse y que siempre estuvo en el exterior viviendo y no conoció una caricia ni una palabra amable.
Apareció una mañana atado a la puerta, con su delicada piel destrozada y una tristeza en la mirada que nos contaba sin palabras su sufrimiento en estos años.
Sharp tenia chip y pudieron hablar con su dueño, ni lo recordaba, ya que juraba que él no tenía un perro, después de mucha explicación, recordó aquel cachorro arrugado que le costo un pastón y un día regaló.
Se comprometió a pasar a ceder su custodia a la protectora y se mostró muy preocupado por él, prometiendo hablar con la persona a quién se lo había regalado para aclarar la situación, de esto hace ya un año y jamás se ha vuelto a saber de tan responsable dueño.
Sharp comenzó su vida en la protectora, después de distintas pruebas, se descubrió que tenía leishmania, esa enfermedad que contagia los mosquitos y nos pone tan enfermitos si no nos cuidan y tratan.
La vida de Sharp era muy triste, estaba enfermo y apenas se movía, de vez en cuando daba un corto paseo por el patio, y enseguida volvía a su camita a descansar.
Un día, como por arte de magia apareció una maravillosa familia, Dios!, nadie lo creía, era el chismorreo del día, Sharp se va!, hay gente de esa que tan poco queda, buena y sensible que se ha enamorado de él y se lo llevan a una casita.
Apareció la familia angelical y perfecta, papas y dos hijos, sensibles, maravillosos, que envidia teníamos todos!, así se marchó con su correa y sus medicamentos camino de una nueva vida.
Adiós!, nos decía, lleno de orgullo.
Ay!, que envidia! Quien fuera Sharp!.
Pero, hay un dicho muy cierto, hay quien nace con estrella y quien nace estrellado y Sharp era de estos últimos, así que, en pocos meses estaba de vuelta, no por su culpa, no, por una de esas estúpidas excusas que buscan los sinvergüenzas para deshacerse de su animal, porque vamos a ver, digo yo: ¿quien abandona a un ser con el que adquiere un compromiso?, pues las malas personas, no nos engañemos.
Sharp hace un par de meses que vuelve a estar con nosotros, su deterioro es impresionante, él es un ser bueno y noble, apenas se mueve y se conforma con una caricia rápida de vez en cuando, no pide nada, no hace nada, ve pasar su vida desde su camita que es lo único que tiene y que defiende, se está dejando morir y nosotros, todos lo que formamos parte de esta protectora, lo vemos con impotencia y dolor.
Pido para él, una familia, si yo tuviera una, se la cedería gustoso con tal de que ese ángel encuentre por fin un poco de paz y amor.
Esta es la triste historia de un cachorrito arrugado que nunca consiguió ser feliz.
Del nombre de su dueño no quiero ni acordarme, las chicas me lo han dicho y lo han maldito muchas veces, pero seré discreto y no lo diremos. Durante 8 meses paseó al divino cachorro por su barrio lo lució ante sus amigos, su triste y vacía vida ahora era plena, el tenía un cachorro arrugado y le había costado una pasta y todo el mundo lo felicitaba, que importante era!
Con el paso de los meses, el cachorro empezó a dejar de ser cachorro, ya no llamaba tanto la atención y él dejo de sentirse importante, ya no llamaba tanto la atención, ¡vaya aburrimiento!.
Así que este caballero de cuyo nombre no quiero acordarme , decidió hacer la buena obra de regalar al cachorro a una persona que no le importaba que fuera ya medio adulto, se desentendió del perrillo y el cachorrito arrugado paso a vivir en otra familia.
De estos dos años apenas se nada y él y el perrillo arrugado llamado Sharp nunca me quiere contar nada de esa época de su vida.
Puedo asegurar por lo que ví, cuando pasados esos dos años llegó a nuestra vida en la protectora, que jamás lo quisieron, que no lo cuidaron, que nunca tuvo una triste manta donde tumbarse y que siempre estuvo en el exterior viviendo y no conoció una caricia ni una palabra amable.
Apareció una mañana atado a la puerta, con su delicada piel destrozada y una tristeza en la mirada que nos contaba sin palabras su sufrimiento en estos años.
Sharp tenia chip y pudieron hablar con su dueño, ni lo recordaba, ya que juraba que él no tenía un perro, después de mucha explicación, recordó aquel cachorro arrugado que le costo un pastón y un día regaló.
Se comprometió a pasar a ceder su custodia a la protectora y se mostró muy preocupado por él, prometiendo hablar con la persona a quién se lo había regalado para aclarar la situación, de esto hace ya un año y jamás se ha vuelto a saber de tan responsable dueño.
Sharp comenzó su vida en la protectora, después de distintas pruebas, se descubrió que tenía leishmania, esa enfermedad que contagia los mosquitos y nos pone tan enfermitos si no nos cuidan y tratan.
La vida de Sharp era muy triste, estaba enfermo y apenas se movía, de vez en cuando daba un corto paseo por el patio, y enseguida volvía a su camita a descansar.
Un día, como por arte de magia apareció una maravillosa familia, Dios!, nadie lo creía, era el chismorreo del día, Sharp se va!, hay gente de esa que tan poco queda, buena y sensible que se ha enamorado de él y se lo llevan a una casita.
Apareció la familia angelical y perfecta, papas y dos hijos, sensibles, maravillosos, que envidia teníamos todos!, así se marchó con su correa y sus medicamentos camino de una nueva vida.
Adiós!, nos decía, lleno de orgullo.
Ay!, que envidia! Quien fuera Sharp!.
Pero, hay un dicho muy cierto, hay quien nace con estrella y quien nace estrellado y Sharp era de estos últimos, así que, en pocos meses estaba de vuelta, no por su culpa, no, por una de esas estúpidas excusas que buscan los sinvergüenzas para deshacerse de su animal, porque vamos a ver, digo yo: ¿quien abandona a un ser con el que adquiere un compromiso?, pues las malas personas, no nos engañemos.
Sharp hace un par de meses que vuelve a estar con nosotros, su deterioro es impresionante, él es un ser bueno y noble, apenas se mueve y se conforma con una caricia rápida de vez en cuando, no pide nada, no hace nada, ve pasar su vida desde su camita que es lo único que tiene y que defiende, se está dejando morir y nosotros, todos lo que formamos parte de esta protectora, lo vemos con impotencia y dolor.
Pido para él, una familia, si yo tuviera una, se la cedería gustoso con tal de que ese ángel encuentre por fin un poco de paz y amor.
Esta es la triste historia de un cachorrito arrugado que nunca consiguió ser feliz.
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