miércoles, 3 de diciembre de 2008

HOMENAJE A CANELO, EL AMIGO FIEL.

Nos vamos civilizando, no somos tan bárbaros ni tan inhumanos. Lo digo por el aprecio a los animales. Si el mítico y legendario Ratón Pérez ya tiene una placa en una calle de Madrid, en Cádiz van a llegar a más: le pondrán a una calle el nombre de un perro. Pero no un perro legendario, de cuento o de tebeo, como Pluto o como los ciento un dálmatas, sino a un perro de verdad. Un perro que con su vida nos dio ejemplo a los hombres: Canelo.

Canelo era un chucho gaditano, noble y leal como los títulos oficiales del escudo de la ciudad trimilenaria. Me parece que Canelo era de la ilustre y distinguida raza del "canis viator gadirensis", esto es, perro callejero gaditano. Para su dueño, como si fuera un "golden retriver".

Sin linaje regio, Canelo era para su dueño compaña, cariño, antídoto contra la soledad y pretexto para pasear todos los días las calles gaditanas sacándolo a hacer sus cosas. Cuentan que el dueño de Canelo era enfermo renal, y que debía ir cada semana a someterse a diálisis, siempre acompañado por Canelo, que se quedaba a la puerta de la residencia hospitalaria esperando a que le renovaran la sangre a su amo. Hasta que un día, agravada la dolencia, el dueño de Canelo tuvo que ser ingresado. El perro, como solía en las visitas ambulatorias de la diálisis, permaneció en la puerta del hospital, esperando a su dueño. Pero el dueño nunca salió. Al menos por aquella puerta. El dueño de Canelo, ay, salió muerto camino del cementerio, por esa secreta puerta de los tanatorios que suelen tener los hospitales. Como Canelo era noble y leal y los perros no se resisten a aceptar (les pasa como a los humanos) la idea de la muerte de los seres queridos, ¿qué hizo? ¿Volverse a su casa, a la comida segura y al techo en caliente? No. Permaneció en la puerta del hospital, esperando a que saliera su dueño. Pero no un día ni dos, ni semanas, ni meses. Los vecinos de la Avenida y los trabajadores de la residencia sanitaria, sabedores de la lealtad y nobleza del perro, lo adoptaron colectivamente, y el uno le llevaba comida, y el otro le ponía agua, y el otro le daba las caricias del amo que le faltaban. Canelo se hizo popular en Cádiz, salió en el "Diario", vinieron los ingleses de la BBC a hacerle un reportaje y llegó a formar parte, como un personaje popular perruno, de la galería riquísima de los locos gaditanos del viento de levante. Las asociaciones ecologistas lo protegían y hasta una vez lo libraron de la muerte sanitaria y administrativa, pagando un rescate administrativo cuando los laceros se lo llevaron a la perrera municipal, confundiéndolo con un chucho callejero y desconociendo su lealtad ejemplar.

Homenaje a CANELO

Fuente: Animales sin Hogar.





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