domingo, 8 de noviembre de 2009

ALGUNAS CIFRAS Y HECHOS DEL MALTRATO ANIMAL.

copio:

Los animales de compañía son las víctimas más comunes de la crueldad, a pesar de que la crueldad hacia los gatos es mucho menos denunciada que la crueldad hacia los perros. Un informe basado en el análisis de 1.373 casos de crueldad hacia los animales reportó que unas 1.682 personas estaban involucradas en los hechos. De todos los casos reportados, un 57% eran daños causados intencionalmente a los animales, mientras que un 43% eran casos extremos de negligencia (descuido). El reporte incluye casos de peleas animales (de perros y de gallos, principalmente) y síndrome de Diógenes.

Los resultados se pueden resumir en las siguientes conclusiones:

Son hombres adultos y adolescentes varones los que cometen intencionalmente un alto porcentaje de actos crueles.
Los hombres se comportan mayoritariamente con negligencia (esto es, con descuido), pero la diferencia entre sexos es más significativa cuando se trata de actuar intencionadamente contra los animales.
Las mujeres están más envueltas en casos de síndrome de Diógenes (hoarding, o acumulación enfermiza de animales abandonados) que los hombres.
Los animales de compañía son las víctimas más comunes de la crueldad, a pesar de que la crueldad hacia los gatos es mucho menos denunciada que la crueldad hacia los perros. Sin embargo, esto no quiere decir que la crueldad con gatos u otros animales no exista.
La forma más común de causarle daño a los animales es disparándoles.
Las mujeres suelen maltratar ahorcando a los animales.
Los hombres son significativamente representativos cuando la crueldad animal sucede en conexión con casos de violencia intrafamiliar. Es decir, cada vez que un hombre ha agredido a un miembro de su familia, también ha maltratado antes a los animales de compañía. Las cifras son alarmantes: cerca de un millón de animales son maltratados cada año por sus cuidadores en casos de violencia doméstica; y la dinámica (en números) es asi: cerca de 2.168.000 hombres y mujeres fueron físicamente agredidos por su pareja, anualmente, en EE.UU (Departamento de Justicia, EE.UU). Un 63% de los agredidos vive con animales de compañía. De éstos, un 71% reportaron abusos y maltratos, también, a sus animales. En el año 2007, un 7% de los medios reportaron casos de crueldad en el contexto de maltratos domésticos, o relacionados a una persona con historial de violencia doméstica.

Estas alarmantes cifras no son más que la punta del iceberg, porque muchas veces sólo es posible rastrear los casos más extraordinarios de violencia contra los animales, quedando ocultos tras los muros del anonimato y en la intimidad de los hogares todos esos casos que nunca llegan a saberse por vía legal ni son tan espectaculares como para aparecer en los noticiarios. Sin embargo, un factor común a todos los casos de maltrato es el amplio abanico de horrores, desde negligencia con los animales hasta violentos ataques hacia sus cuerpos y sus vidas.

Las victimas más comunes son los perros. Los pitbulls, en particular, son un porcentaje creciente de la violencia humana. De 1.880 casos reportados por los medios en 2007, un 64,5% eran perros (de los cuales un 25% pertenecían a la raza pitbull), un 18% gatos y un 25% otros animales, como caballos, vacas, cerdos, etc. Es interesante que en éste último caso, muchos de los casos reportados eran animales maltratados por la industria cárnica (mataderos, granjas industriales de ganado, etc.) Nadie olvidará, seguro, las imágenes de la Humane Society sobre las vacas lecheras asesinadas para convertirse en hamburguesas, y los videos de cómo la industria “levanta” a los animales abatidos.

Todos estos estudios y estadísticas sirven para diagnosticar hacia dónde va la sociedad y qué valores estamos fomentando, en el respeto (o irrespeto) del otro y cómo resolvemos los conflictos. Si bien poco a poco se avanza en leyes que tipifican cualquier tipo de maltrato animal como delito (lo que redunda en penas de cárcel y altas multas para los agresores); en España o Latinoamérica los animalistas seguimos denunciando, caso tras caso, y se nos siguen haciendo falsas promesas desde una justicia totalmente ciega y sorda a los alaridos de dolor y muerte de los animales. Es nuestro deber seguir insistiendo, y ensuciarnos las manos en la política, porque si los animales no votan, nosotros sí que lo hacemos. Tenemos que seguir trabajando duro para llevar el tema del maltrato y el especismo al centro de la agenda pública y política, para no seguir lamentando todos los horrorosos casos que llenan portadas, y anquilosan la sensibilidad ante cualquier forma de maltrato que sufran los animales no humanos.

Humane Society of the United States
07/11/2009

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