martes, 20 de abril de 2010

"TOROS SI, TOROS NO" . AHORA TAMBIEN NOS LLAMAN "CURSIS E HIPOCRITAS"... En fin..

copio:

Artículo del escritor y articulista Fernando Bergamín Arniches que aborda la eterna diatriba entre toros sí o toros no.

Para empezar, la Fiesta Nacional no existe, porque una corrida de toros ni es fiesta, ni es nacional. Ya lo dijo Rafael El Gallo, sentado en un tendido de la Maestranza, ante el inoportuno grito de un mal aficionado que soltó, detrás suyo: ¡qué aburrimiento! Rafael volviéndose, con sorna y cierta indignación, le dijo: “¿es que usted cree que hemos venío aquí a divertirnos?”… Y de nacional nada, añado yo.

Este mágico espectáculo “interplanetario” más aún que universal, es un sublime arte efímero, juego de valor, de vida y muerte, de sentimiento poético, de inteligencia y creación pura. Naturalmente, para que esto se cumpla, hace falta el toro de verdad y el torero que lo sea, torero capaz de crearnos esas visiones de “memorabilia”… de las que nos hablaba Gérard de Nerval, es decir: torero creador, artista, iluminado como el propio Nerval.

Pero bajemos a la tierra, a la propia arena de la plaza, mejor aún si es luminoso albero, para dejar dicho desde nuestras propia opinión que no vamos a entrar en este absurdo debate actual sobre las corridas de toros, iniciado por una posible prohibición en Catalunya, y que bien podría extenderse a otros lugares por la malévola arrogancia de cuatro cursis que, por lo pronto, están intentando llevar este debate por un camino en el que jamás podría caer un visionario y aficionado del Arte del Toreo, o lo que es lo mismo :TOROS SI O TOROS NO. No es aceptable esta disyuntiva, es más, es falsa y barata, mentirosa y falaz.

Los cursis animalistas – que también hoy, con la misma hipocresía vital y confusión moralista, se propagan por Europa y el mundo entero – quieren aquí y ahora – basar sus razones en estadísticas y afirman, con esa seguridad rotunda que los caracteriza, que un 68% de “españoles” no admiten o rechazan las corridas de toros. Pero ¿se han preguntado estos animalistas verdulentos cuántos españoles son capaces de soportar la música clásica?, ¿ cuántos conocen la pintura de los grandes museos?, ¿ cuál es el índice real de lectores de libros dignos de ese nombre, de buena literatura… de poesía auténtica?, ¿cuántos, y en qué porción estadística, son lectores de prensa diaria?. El resultado sería demoledor: en la prensa, sin ir más lejos, existen algo más de 1.000.000 lectores diarios entre casi cuarenta y cinco millones de españoles…

Las Corridas de Toros han sido siempre un espectáculo de minorías, pero de una presencia cultural y cotidiana enorme en la vida pública. Las Plazas llamadas Monumentales surgen ya después de los años 20 del pasado siglo, y hoy siguen llenándose en todas las Ferias, cosa que no ocurría hace décadas. Madrid, Bilbao, Barcelona…, caso especial es el de la Monumental mexicana, y por otra parte Sevilla y su maravillosa Real Maestranza del más proporcionado tamaño. No vamos a caer tampoco en esa impotente referencia de “taurinos y anti taurinos”, donde casi siempre, por desgracia, ambos grupos pierden la razón: los taurinos solo por aceptar el debate, los otros por no argumentar más que vulgaridades de hipócrita moral. Otra cosa es opinar sobre el tema como muchos taurinos lo han hecho con gran acierto, pongo como ejemplo un magnífico artículo del poeta y aficionado Carlos Marzal, aparecido el 6 de Marzo pasado en el diario El Mundo y que tituló “Sabiduría del toreo”. Allí con gran sencillez, respeto y verdad… quedó en mi opinión todo dicho. Todo claro. Otros muchos aficionados han hablado con certeza – escritores, críticos, toreros – pero no se debería caer nunca en la gran trampa del TOROS SI – TOROS NO, en la que ya se han metido muchos medios de comunicación.

Las corridas de toros nunca han sido un espectáculo obligatorio, y además como ya se han dicho, más bien minoritario, aunque de esa inmensa minoría juanramoniana… Por otra parte, como casi todo arte de creación verdadero. Sigamos así, como dice Oscar Wilde, tal vez nos horrorizaría dejar de ser incomprendidos.

Otros males – de índole bien distinto – se produce en el toreo actual, pero no lo vamos a discutir ahora, aunque necesitan remedio urgente, con animalistas de pancarta barata, defensores de un hipócrita cursilería animal, que siendo “grandes gourmets” de exquisitos estofados y otros manjares de variada fauna, confunden además la grandeza del toro de lidia con sus “mascotas” caseras predilectas.

Digo todo esto con la aceptación total y el respeto para todos aquellos que no van a las Plazas de toros porque no les da la gana, porque no entienden ni les interesa el arte del toreo, porque simplemente no les gusta. Nadie está obligado a presenciar este mágico espectáculo. Como jamás se me ocurriría obligar a nadie a escuchar en el silencio y luminosidad de un atardecer primaveral… un cuarteto de Beethoven. Nosotros sí, seguiremos en el toreo porque es parte de nuestra vida y de nuestra memoria pasada y presente. Allí estaremos, esperando siempre el milagro de este arte único, del instante efímero… “indefinible esencia”

fuente: http://www.cope.es/toros/19-04-10--cursi-hipocresia-160400-1


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