jueves, 6 de agosto de 2009

LA ORGANIZACIÓN LIBERA CONTESTA A LA ENTREVISTA REALIZADA AL VETERINARIO JEFE DEL ZOO DE BARCELONA


En la sección La Contra de La Vanguardia del miércoles 5 de agosto, se publicó una entrevista realizada por Víctor Amela al veterinario jefe del Zoo de Barcelona. Dada la falta de rigor científico de este veterinario en sus declaraciones, desde LIBERA! se envió la siguiente carta a La Vanguardia en la que hacemos varias puntualizaciones (las fotos de esta noticia son gentileza de Irene Vehí y fueron tomadas en el Zoo de Barcelona):

"Nos dirigimos a Uds. a fin de solicitarles derecho a réplica por las declaraciones vertidas en La Contra (publicada el 5 de agosto de 2009) por el Sr. Hugo Fernández, veterinario jefe del Zoo de Barcelona. El derecho a réplica viene sustentado en la base de que nuestra organización difunde material científico sobre biología y etología, así como de otras ramas vinculadas al mundo animal, trabajos científicos cuyos resultados al parecer pone en duda el Sr. Fernández.

El Sr. Fernández afirma que sentimientos como “felicidad” o “libertad” son antropomorfizaciones, es decir, niega a los animales toda la gama de emociones que científicamente se ha comprobado que poseen. Esto es especialmente alarmante, ya que se supone que un jefe veterinario de una institución como lo es el Zoo de Barcelona, no debería negar lo que la ciencia ha demostrado ya con creces.

Los animales no expresan las emociones como la expresamos los animales humanos, así como un elefante no expresa las emociones como lo hace un perro, un orangután, un delfín o un gato. Cada especie tiene sus especiales características etológicas que hace que cada una desarrolle comportamientos y expresiones comportamentales únicas para cada una de ellas. Afirmar que un animal no siente felicidad sólo porque la expresa de forma diferente a como lo hacemos los humanos, es de una gravedad que nos llena de preocupación, dada la cantidad de animales que el Sr. Fernández tiene a su cargo.

Los animales no son como en las películas de Disney, pero por supuesto que sienten emociones, tal como lo reflejan estudios científicos realizados sobre diferentes especies por científicos de la talla de la Dra. Jane Goodall, la Dra. Joyce Poole, la Dra. Cynthia Moss, el Dr. Mark Beckoff (este último, autor del libro La Vida Emocional de los Animales, editado en nuestro país por Fundación Altarriba), entre muchos otros expertos que estudian el comportamiento y que trabajan en la conservación de los animales en su hábitat natural.

Nos ha causado un profundo estupor que quien tiene tantos animales a su cargo, niegue las evidencias perfectamente documentadas y avaladas por la comunidad científica internacional, toda vez que artículos de estos expertos sobre las emociones de los animales se han publicado en revistas como Nature o Science, así como también en innumerable cantidad de libros de estudio para estudiantes universitarios y sobre divulgación científica.

Estas emociones son vitales para los animales: de ellas depende su supervivencia. Si un animal fuera incapaz de sentir miedo, sería incapaz de correr para ponerse a salvo de depredadores. Aceptar que sienten miedo es más fácil para ciertos sectores que buscan la cosificación del animal como forma de perpetuar una empresa determinada (sean zoos, circos, tiendas de venta, caza, etc.), que admitir que no tiene basamento científico afirmar que SÓLO pueden sentir UN tipo de emoción (en este caso el miedo). Los animales en general (con las particularidades que caracterizan a cada especie) poseen un amplio abanico de emociones y la capacidad de expresarlas. La negación de las emociones en los animales, lleva indefectiblemente a negar que tengan necesidades (un sofá o una mesa no tienen emociones… por lo tanto no tienen necesidades). Las emociones en los animales son la expresión de sus necesidades. Y nos extraña enormemente que un profesional de la veterinaria ponga en duda este tipo de capacidad del reino animal, al más puro estilo de la filosofía de Descartes (filósofo para quien los animales eran objetos puramente mecánicos: que un animal emita un sonido de dolor al recibir un golpe, es comparado por este filósofo al ruido que se escucha cuando por ejemplo un reloj cae al suelo). Asimismo, invitamos al Sr. Fernández a que lea la Ley 22/2003 de 4 de julio sobre protección de los animales de Cataluña, en las que se reconoce de forma legal la capacidad de sufrir tanto en el plano físico como psíquico por parte de los animales, sentimientos que al parecer el Sr. Hernández niega o simplemente ignora.

La desinformación sobre los avances de la ciencia y del contenido de las leyes de nuestra Comunidad Autónoma demostrada por el Sr. Fernández, así como el desconocimiento de que los cientos de animales que están a su cargo tienen la capacidad de sentir y sufrir, nos hacen temer lo peor para todos ellos. Por otra parte, también podemos entender que el Sr. Fernández niegue la capacidad de sentir felicidad que poseen los animales: no existen animales felices en los zoos; allí pueden estar mejor o peor, pero no felices. Al verlos cada día, se ha creado para sí mismo, y lo que es más grave, para transmitir a la sociedad, una imagen absolutamente distorsionada sobre el comportamiento animal. La misma que se llevan los niños que visitan este zoo o cualquier otro. Es un tipo de educación esquizofrénica, en la que se pretende crear empatía hacia los animales y concienciación sobre su conservación, a costa de que mostremos a nuestros niños animales que NO se comportan de forma natural dado que están en cautividad lo que les impide desarrollar todo el catálogo de emociones, actitudes y comportamiento naturales, comprometiendo en muchos casos a la población de animales salvajes que aún se encuentran en su hábitat natural.

Entrevista en La Contra (La Vanguardia - 05/08/09)


fuente:

http://www.liberaong.org/nota_actualidad.php?id=1239

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