martes, 15 de abril de 2008

Sobre Tindaya


Tindaya: Naturaleza y/o bien Arte

Montaña de Tindaya

El proyecto de Chillida de horadar Tindaya, declarado Monumento Natural, se iniciará en febrero de 2009 en medio de una instensa polémica que hoy recoge el diario Público.

Para el arqueólogo José de León, miembro de Ecologistas en Acción, la plasmación del sueño de Chillida “es un escándalo”. En su opinión, el Gobierno canario ha modificado la legislación a la medida del proyecto. “La Ley de Espacios Naturales de Canarias prohibe las extracciones mineras en Tindaya, excepto las que se hagan como subproducto para la construcción de una infraestructura de ocio: sólo falta ponerle el nombre de Chillida”, asegura.

El arqueólogo, que ha excavado la montaña desde 1981, teme el impacto de la obra en el conjunto de grabados podomorfos de origen prehispánico. “No es una obra limpia, tiene una envergadura tremenda y, además, el propio proyecto admite que hay incertidumbres importantes que sólo serán resueltas en la fase de construcción”, afirma.

Vía: Público

Jesús Giráldez Macía, autor del libro Tindaya, el poder contra el mito:

Y ahora todos juntos -catedráticos con precio, amantes del dinero- taladren en la mitad de su ladera un enorme túnel de 15 metros de altura, vacíenle las entrañas, despójenla de su interior, háganle un cubo de 50 metros de lado, sujeten su techo con el último avance tecnológico, introduzcan en ella 100 millones de euros, 200.000 turistas al año que paguen por ver el sol en una cueva, llámenlos (por favor) turistas culturales, organicen las procesiones hacia ese nuevo icono que nos situará en el mundo; juren, perjuren y firmen una declaración de impacto ambiental asegurándonos que todo es sostenible (repítalo una vez más: ambientalmente sostenible).

Vía: Público

Pero Santiago Hernández, director del equipo ambiental e ingeniero de caminos, comenta lo siguiente:

Diez años de estudio, investigación, análisis, debates y diseño de propuestas concretas, imposibles de resumir aquí, cuyas principales conclusiones son:

1) La escultura carece de sentido sin la protección del entorno de la montaña (unos 75 Km2) mediante un Plan Especial.

2) No pueden considerarse globalmente como negativos los efectos ambientales previsibles del proyecto (considerando tanto la ejecución como la explotación).

3) Su impacto se considera “nada significativo” con la realización de los “proyectos parciales” propuestos, dentro del Plan Especial, que aseguran la conservación de la naturaleza, la restauración del ambiente y la rehabilitación rural cultural del área.

4) La valoración positiva del Proyecto está condicionada por la redacción de los proyectos parciales, su ejecución durante la construcción de la escultura y el estricto compromiso de la Administración de su mantenimiento.

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